Imagina que te rompes un brazo. Al instante sientes muchísimo dolor y te acercas rápidamente a urgencias. En cuanto llegas, te dan un analgésico muy potente y además te hacen una receta para tomarlo el tiempo que haga falta. Hasta aquí, todo normal.
Ahora imagina que te dicen que ya te puedes ir a casa, que el tiempo lo cura todo. Que es solo cuestión de tiempo que la naturaleza haga su trabajo y los huesos terminarán soldando… Que no hace falta que te los recoloquen, ni que inmovilicen el brazo de forma correcta, ni nada más… y si no se soluciona bien del todo… bueno… ya tienes un fármaco para controlar el dolor, si no duele, no puede estar tan mal…
Parece una locura ¿verdad? Estoy seguro de que te negarías y exigirías la atención profesional adecuada. También de que llevarías las indicaciones a rajatabla para que se cure bien y no queden secuelas.
Y ahora me pregunto:
¿Por qué no actuamos de la misma forma con nuestra salud mental?
¿Qué pasa con nuestra salud mental?
Aunque parezca increíble, somos nosotros mismos quienes a menudo descuidamos nuestra mente y nuestros “dolores” mentales. Tampoco exigimos atención adecuada y nos conformamos con medicarnos indefinidamente para “amortiguar” síntomas.
La verdad es que por lo general no prestamos tanta atención a este tipo de dolores. No estamos educados para eso, sino para todo lo contrario. Lo que nos parece una locura en el caso de una lesión física (“el tiempo lo cura todo”), en lo referente a nuestra salud mental, parece que nos sirve.
En demasiadas ocasiones, cuando nos encontramos mal a nivel emocional o mental, en lugar de buscar atención profesional, recurrimos a psicofármacos, o nos “automedicamos” con alcohol, comida y/o cualquier otra fuente de dopamina. Lo que sea para “controlar” el dolor…Porque SI: el dolor mental y las lesiones emocionales son reales. Aunque no se vea sangre ni huesos fracturados en una radiografía, el dolor está ahí y hay que prestarle atención para que no empeore o no se cronifique.
En ambos casos, si no atendemos a las lesiones y actuamos en consecuencia con su gravedad, no se van a curar por sí solas. Desde luego, no van a solucionarse de la mejor manera posible en la inmensa mayoría de los casos. Cuando hay daños y no se atienden, lo normal es que empeoren y los síntomas crezcan. Repito, aunque los daños en nuestra mente no se ven, o no se hacen tan evidentes para los demás, puede parecer que no están, o que sus consecuencias no son tan graves. Eso no es así. Es una creencia falsa y muy peligrosa.
SI: el dolor mental y las lesiones emocionales son reales.
Aunque no se vea sangre ni huesos fracturados en una radiografía, el dolor está ahí y hay que prestarle atención para que no empeore o no se cronifique
Datos alarmantes sobre la evolución mundial de la Salud Mental
Lo cierto es que existen datos muy preocupantes que apuntan a que esta opción que nos parece tan mala, se está extendiendo y sus consecuencias están adquiriendo proporciones de pandemia. Puedes pensar que soy un poco exagerado, pero deja que comparta algunos datos sobre la realidad de nuestros días:
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La percepción de la Salud Mental como problema sanitario, ha aumentado a nivel mundial en los últimos 5 años, situándose por encima del cáncer. (En España el 61% de encuestados lo considera el principal problema).
Fuente: Ipso Global Health Service Monitor - 2023 - El consumo de antidepresivos y ansiolíticos, no para de crecer (España está a la cabeza del ranking mundial de Benzodiazepinas)
- Récord histórico en España de bajas laborales relacionadas con la salud mental durante 2023.
- En España, 7 de cada 10 trabajadores han sufrido 'burnout' en 2023
- Los suicidios en España sigue aumentando alcanzando cifras récord en 2022 (útlimo dato oficial publicado)
No ignores tu salud mental y cuídala tanto como la física
Alguien podría preguntarse si lo que estoy diciendo es que dejemos la medicación psiquiátrica. Nada más lejos de mi reflexión. Los psicofármacos han evolucionado de una forma espectacular y son necesarios… cuando hacen falta y de forma controlada y supervisada.
Lo que está claro, viendo los datos actuales, es que las personas nos encontramos mental y emocionalmente mal. Nadie toma ansiolíticos o antidepresivos si se siente genial. Usemos el sentido común y actuemos como lo hacemos en el ámbito físico. Nosotros mismos tenemos que empezar a tomarnos en serio nuestra salud mental y no conformarnos con parches. Simplemente, empecemos por tratar a nuestras mentes, al menos de la misma forma que lo hacemos con nuestros cuerpos, o mejor.
De la misma forma que a veces necesitaremos ayuda puntual para recuperarnos de una lesión de tobillo (antiinflamatorios y fisioterapia, por ejemplo), igualmente deberíamos actuar con los problemas mentales o emocionales. Podemos recurrir a medicamentos de forma puntual, si no se trata de una enfermedad más grave o crónica, y visitar a profesionales de la salud, que puedan ayudarnos a volver a encauzar nuestras vidas, y hacer esto de forma normalizada.
Lo mismo ocurre con la prevención. Quizás si dedicáramos algo de atención diaria a nuestra mente y nuestras emociones, no haría falta que muchos de nosotros llegáramos a necesitar medicación. Hay multitud de ejemplos que vemos totalmente lógicos y claros en el caso de la salud física, pero que no se aplican en la salud mental.
Así que te propongo que te plantees estas preguntas:
- ¿Cuánto tiempo dedicas a cuidar tu cuerpo y cuánto a cuidar tu mente?
- ¿Crees que el dolor emocional no es importante? ¿Qué se “cura” solo?
- ¿Te niegas tu propio dolor emocional quitándole importancia?
- Realmente ¿tú solo/a puedes con todo?
- ¿Crees que es normal estar triste, o sin motivación, o continuamente enfadado durante meses sin saber siquiera el motivo concreto de estos estados emocionales?
No esperes que las heridas “sanen solas”, solicita ayuda profesional
Si estás tomando ansiolíticos y/o antidepresivos desde hace meses y no has consultado tu caso con un/a profesional de la psicología, es muy probable que, como en el ejemplo inicial, tengas un problema subyacente (o varios) que no estás tratando adecuadamente. Este problema podría estar empeorando y no estás haciendo nada para que mejore. Simplemente estás tomando algo para mitigar el dolor y, dado el tiempo que llevas consumiendo, es muy probable que ni siquiera estén funcionando adecuadamente.
Si llevas demasiado tiempo experimentando problemas para dormir, pensamientos intrusivos, angustia, u otros síntomas que, en lugar de mejorar, van empeorando, lo lógico es que busques ayuda cuanto antes y no lo demores, porque la situación podría agravarse. Si necesitas ayuda, no minimices la importancia de tus síntomas, no lo pospongas más y contacta con nosotros o con cualquier otro profesional de la psicología.
Tus heridas emocionales no se curarán solas.